En la actualidad, las personas
trabajan no sólo por una remuneración económica o para sobrevivir; muchas
también lo hacen para poder así sentir que realmente están haciendo algo que
tiene valor, que les apasiona y les hace sentir realizados. Es por este motivo
que el diseño de la estrategia de liderazgo empresarial es tan importante ya
que saca de las personas todo el entusiasmo por el trabajo que llevan dentro.
En un estudio reciente realizado en el Reino Unido con una base de 87 empresas,
se detectó que muchas de las encuestadas fracasan cuando no desarrollan una
visión que les de pie a ordenar acciones a seguir para poder crecer. Quizás
para una pequeña empresa, el desarrollo de la estrategia de liderazgo no le
permita aumentar su participación en el “market” de un año al otro, pero sí que
puede ser para ella una garantía de que los recursos limitados de los que
dispone, se están utilizando de manera eficiente y esto, todo director de
empresa lo sabe bastante bien.
El liderazgo empresarial en las pymes
Dentro
de las pymes, el liderazgo empresarial es una de las estrategias básicas que
aseguran su desarrollo. Dado el proceso de globalización que afecta el
intercambio de productos, así como la producción en sí misma, las empresas
deben adaptarse al desarrollo técnico, a los nuevos métodos, formas de
comercialización y a la velocidad con la que todo esto sucede. Las pequeñas
empresas, que tienen un volumen menor de actividad, suelen ser más flexibles
antes estos cambios; sin embargo, la acrecentada competitividad desestabiliza a
estas, dejando al liderazgo como una de las soluciones más acusadas. La
ola de innovación y competencia hace que las empresas requieran cada vez más
líderes con visión y mucha auto confianza para traer prosperidad, porque si
algo es bien sabido es que con una buena gestión ya no se tiene suficiente.
Llegados a este punto, es importante puntualizar cuál es la diferencia entre la
administración y el liderazgo: la administración es el proceso que consiste en
hacer que las cosas se concreten a través de otras personas y el liderazgo es
formar parte del trabajo del que administra. El líder influye en las personas
para encauzar los esfuerzos de éstas con la finalidad de conseguir ciertas
metas previamente definidas. La problemática a la que se enfrentan muchas pymes
es que, su mayoría, son dirigidas por los propios dueños, que, aunque pueden
ser grandes conocedores de su negocio, no tienen muchos conocimientos para
dirigir la organización, gestionar el ambiente de trabajo, definir objetivos y
metas claras y comunicarse con el equipo. Esto puede traer inconvenientes terribles
causadas por un mal liderazgo empresarial. Entre ellas, trabajadores con
actitudes negativas, menor producción y ventas, retraso en materia tecnológica,
falta de estrategias enfocadas en el crecimiento, enorme caída de la
productividad, poca planificación y menor crecimiento. Finalmente, estos
problemas terminan en el fracaso del proyecto y la quiebra económica.
Normalmente, el
líder debe trabajar de forma cercana con el equipo. Esa cercanía reducirá la
tensión creada por la idea de que es él mismo quien pone las reglas de juego.
Aportará confianza y trasladará su conocimiento del negocio a los trabajadores.
También es recomendable, para los líderes de pequeñas y medianas empresas,
tratar de crear espacios para que se explote la creatividad de la gente.
Preguntar a los miembros del proyecto, cómo creen ellos que deban hacerse
las cosas y permitir que las hagan, por supuesto. Devolver las
responsabilidades o empoderar como medio de solución de problemas es una manera
muy efectiva de llevar las riendas del equipo. Además, es necesario crear
y salvaguardar un clima laboral de confianza y respeto, enseñando con el
ejemplo y respaldando siempre el bien común.
Yerko Inzunza A.
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